Notre-Dame

Este fue el día que nos recorrimos la avenue des Champs Elysée andando, paseando y picando algunas delicias de los puestecitos de navidad que había , como la sopa de lentejas (soy la loca de las lentejas). Hacía mucho frío, pero gracias a Dios esta capa heredada de mi abuela me salvó (eso recompensó el hecho de que me dejara llena de pelos cual gato). Cogimos el batbus, que es como el Open Tour de los buses rojos pero en barco, y navegamos por el rio Sena parándonos en el Museo d'Orsay, en el cual no tuvimos oportunidad de entrar, y luego en Notredame (en las demás parada que hacía ya habíamos estado a pie). Notredame por fuera es preciosa, despampanante, te quita el aliento de lo bonito y detallado que es todo. Es imposible imaginar cómo con los escasos medios de la época podían construir cosas mil veces más bonitas, como esa, que ahora. 

Pero una vez dentro me llevé un gran chasco. Aquel escenario de cuento, donde mi mente en la infancia había divagado leyendo mi librito de Disney, parecía más bien Las Vegas. 

Había como diez pantallas a los lados de los bancos, decenas de maquinitas para echar dinero "para colaborar", encender una vela te costaba un pastizal, cristaleras vendiendo figuritas de cristal con valor de miles de euros (sí sí, eso dentro). Y ya por si fuera poco, un altavoz en el interior rogando silencio (lo cual era imposible con el sonido de moneditas cayendo en las máquinas, eso parecía un casino).

Me dio pena. Pena del Jesucristo ignorado ahí colgado y de los cristianos, marionetas de un espectáculo turístico.

Pero bueno, por lo demás ese día fue fantástico y comimos crepes. Bueno, en realidad comimos crepes todos los dias.

Jaime bought this velvet green jacket at a parisian thrift shop the day before

I'm considering start writing the translation to english again hehe

Bad quality Iphone pics sorry :/